¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Capítulo XXVII

Ir abajo

Capítulo XXVII Empty Capítulo XXVII

Mensaje por iita ™ Vie Ago 31, 2012 7:20 pm

La siguiente mañana, me siento tonta y ligera. Cada vez que empujo la sonrisa fuera de mi rostro, ésta lucha por volver. Eventualmente dejo de suprimirla. Dejo mi cabello suelto y abandono mi uniforme de camisas sueltas a favor de uno de cuello de bandeja, revelando mis tatuajes.
―¿Qué pasa contigo hoy? ―dice Christina camino al desayuno. Sus todavía están hinchados por el sueño y su cabello enredado formando un aro alrededor de su rostro.
―Oh, ya sabes ―digo―, el sol brillando, las aves cantando.
Ella alza una ceja, como si me recordara que estamos bajo tierra en un túnel.
―Deja a la chica estar de buen humor ―dice Will ―puede que nunca lo vuelvas a ver.
Golpeo su brazo y me apresuro al comedor, mi corazón latiendo fuerte porque sé que en algún punto en la próxima media hora, veré a Tobías. Me siento en mi lugar habitual, al lado de Uriah con Will y Christina frente a nosotros. La silla a mi derecha se queda vacía. Me pregunto si Tobías se sentaría en ella, si me sonreiría durante el desayuno, si me miraría en esa forma secreta y robada en la que me lo imagino.
Tomo un pedazo de pan tostado del plato del medio de la mesa y empiezo a untarle mantequilla con demasiado entusiasmo. Siento que actúo como una lunática, pero no podía evitarlo, sería como negarme a respirar.
Luego él entra. Su cabello está más corto, y luce más oscuro de esa forma, casi negro. Me doy cuenta de que es del estilo de los Abnegados, le sonrío y levanto mi mano para saludarlo, pero él se sienta al lado de Zeke sin siquiera mirar a mi dirección. Así que dejo caer mi mano.
Miro mi pan tostado. No es fácil sonreír ahora.
―¿Algo está mal? ―pregunta Uriah con la boca llena de pan tostado.
Niego con la cabeza y doy un mordisco al pan tostado. ¿Qué esperaba? Sólo porque nos besamos no significa que algo cambie. Tal vez él cambio de parecer sobre que yo le gusto. Tal vez él cree que besarme fue un error
―Hoy es la prueba del Paisaje del Miedo ―dice Will―, ¿crees que podremos ver nuestros propios miedos?
―No ―dice Uriah―, pasa a través de uno de los miedos de los instructores, me lo dijo mi hermano.
―Ooh, ¿cuál instructor? ―dice Christina de repente animándose.
―Sabes, no es muy bueno que ustedes tengan información de adentro y nosotros no ―dice Will, mirando a Uriah
―Como si tú no fueras a usar una ventaja si tuvieras una ―responde Uriah.
Christina los ignora. ―Espero que sean los miedos de Cuatro.
―¿Por qué? ―la pregunta sale demasiado incrédula, muerdo mi labio deseando poder retractarme.
―Parece que alguien tiene cambios de humor ―ella pone los ojos en blanco ―, como si no quisieras saber cuáles son sus miedos. Él actúa tan duro que probablemente sus miedos sean malvaviscos y amaneceres brillantes o algo así. Para sobre compensar.
Niego con la cabeza. ―No será él.
―¿Cómo lo sabes?
―Sólo es una predicción.
Recuerdo al padre de Tobías en su Paisaje del Miedo. El no dejaría que todos vieran eso. Lo miro, por un segundo sus ojos se posan en los míos. Su mirada es insensible. Luego aparta la vista.

* * * * *

Lauren, la instructora de los Iniciados nacidos Intrépidos, se pone de pie con las manos en la cintura fuera de la habitación del Paisaje del Miedo.
―Hace dos años ―dice ella―, tenía miedo de las arañas, sofocación, paredes que se van acercando lentamente hasta atraparte, de ser expulsada de los Intrépidos, sangrado incontrolable, ser atropellada por un tren, la muerte de mi padre, humillación pública, ser secuestrada por hombres sin rostro.
Todos la miramos sorprendidos.
―La mayoría de ustedes tendrán de veinte a quince miedos es su Paisaje del Miedo. Ese es el promedio en números ―dice ella.
―¿Cuál es el número más bajo que alguien ha tenido? ―pregunta Lynn
―En años recientes ―dice ella ―cuatro.
No había mirado a Tobías desde que estábamos en la cafetería, pero no puedo evitar mirarlo ahora. Él mantiene sus ojos en el suelo. Sabía que “Cuatro” era un número bajo, lo suficientemente bajo para merecer un sobrenombre, pero no sabía que era menos de la mitad del promedio.
Miro a mis pies, él es excepcional, y ahora ni siquiera me miraba.
―Ustedes no descubrirán su número hoy ―dice Lauren.
―La simulación está programada para mi Paisaje del Miedo, así que experimentaran mis miedos en lugar de los suyos.
Le doy a Christina una mirada. Yo estaba en lo correcto, no iremos a través del Paisaje del miedo de Tobías.
―El propósito de este ejercicio, es que cada uno de ustedes experimentará uno de mis miedos, para que experimenten el funcionamiento de la simulación.
Lauren nos señala al azar, y nos asigna a cada uno un miedo. Yo estoy de pie al final, así que estoy entre los últimos. El miedo que ella me asigna es el secuestro.
Como no estaba conectada al computador mientras esperaba, no pude ver la simulación, solo pudiendo verla, era la manera perfecta de distraerme a mí misma, con mi preocupación sobre Tobías, aprieto las manos en puños mientras Will ahuyenta las arañas que no puede ver, Uriah presiona sus manos en paredes que son invisibles para mí y sonrió mientras Peter se sonrojaba mientras experimentaba “humillación pública” luego es mi turno.
El obstáculo no será cómodo para mí. Pero porque he sido capaz de manipular cada simulación, no sólo esta, porque ya he pasado por el Paisaje del Miedos de Tobías. No estoy tan preocupada cuando Lauren inserta la aguja en mi cuello.
Luego el escenario cambia y el secuestro comienza. El suelo se convierte en hierba bajo mis pies, y manos me agarraban por los hombros y la boca. Está muy oscuro para poder ver.
Estoy al lado del acantilado. Escucho el correr del agua, grito contra la mano que cubre mi boca y lucho por liberarme, pero los brazos son fuertes, mis secuestradores son muy fuertes. La imagen de mí misma cayendo al vacío brilla en mi mente, la misma imagen que cargaba conmigo en mis pesadillas. Grito hasta que mi garganta duele y aprieto las lágrimas de mis ojos.
Sabía que volvería por mí; sabía que volverían a intentarlo. La primera vez no fue suficiente. Grito de nuevo, no para pedir ayuda, porque nadie me iba a ayudar, sino porque eso es lo que haces cuando estás a punto de morir y no lo podes parar.
―Paren ―dice una voz grave.
Las manos desaparecieron y las luces se encendieron. Estoy en el suelo de cemento de la sala de Paisaje del Miedo. Mi cuerpo se sacude, y me caigo de rodillas, apretando las manos en mi cara. Acababa de fallar. Perdí toda lógica, perdí todo sentido. El miedo de Lauren se transformó en uno de los míos.
Y todo el mundo me vio. Tobías me vio.
Escucho pasos. Tobías viene hacia mí y me pone de pie.
―¿Qué diablos fue eso, Estirada?
―Yo... ―Mi respiración sale en un hipo―. Yo no…
―¡Recupérate! Esto es patético.
Algo dentro de mí se rompe. Mis lágrimas se detienen. El calor corre a través de mi cuerpo, conduciendo la debilidad fuera de mí, y lo golpeo tan fuerte que mis nudillos quemaban por el impacto. Él me mira fijamente, uno de los lados de su rostro brillante con el enrojecimiento, y le devuelvo la mirada.
―Cállate ―le digo. Tiro mi brazo de su mano y salgo de la habitación.
iita ™
iita ™

Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 04/05/2012
Edad : 28

Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.